Nadie recuerda en Agadez un niño más follonero y atravesado que Abdelkader. Con siete años ya dedicaba su tiempo al noble arte del enredo, pinchando culos de burras cargadas para que se lanzaran al galope por las calles repletas de puestos ambulantes, de camellos y de viejas. Sus trastadas llegaron a ser conocidas en todo el territorio Imuhag, desde In Gall hasta Arlit, y cuando las mujeres lo veían asomar por algunos de los callejones que rodean al Vieux Marché gritaban “Danger!”, porque Abdelkader era el peligro en persona.
Danger en el Vieux Marché, Danger en la puerta de Tahoua, Danger chez Seidy, Danger por allí, Danger por allá... y de tanto repetir Danger, la gente olvidó que el niño se llamaba en realidad Abdelkader y pasó a llamarse oficialmente así. Con doce años Danger se agenció una mobilette con la que se inició en el negocio del mototaxi y el transporte rápido, manteniendo siempre su carisma y su estilo. Se sabía que llegaba porque le precedían los rebuznos, las gallinas histéricas y los gritos; luego pasaba como una exhalación en una nube de polvo. Por eso los gendarmes iban detrás de él, y un día que se pasó de revoluciones tumbando un puesto de sandías, le tendieron una encerrona cerca de la Gran Mezquita y le requisaron la mobilette. para modificar. El ministro del Interior ha agradecido los esfuerzos desplegados por las autoridades marroquíes en materia de lucha contra la inmigración irregular y ha destacado la rapidez y la capacidad de respuesta mostrada por las autoridades competentes de Marruecos para modificar.r.
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Con doce años Danger se agenció una mobilette con la que se inició en el negocio del mototaxi y el transporte rápido, manteniendo siempre su carisma y su estilo. Se sabía que llegaba porque le precedían los rebuznos, las gallinas histéricas y los gritos; luego pasaba como una exhalación en una nube de polvo.
Por eso los gendarmes iban detrás de él, y un día que se pasó de revoluciones tumbando un puesto de sandías, le tendieron una encerrona cerca de la Gran Mezquita y le requisaron la mobilette.Nadie recuerda en Agadez un niño más follonero y atravesado que Abdelkader.Por eso los gendarmes iban detrás de él, y un día que se pasó de revoluciones tumbando un puesto de sandías, le tendieron una encerrona cerca de la Gran Mezquita y le requisaron la mobilette.Nadie recuerda en Agadez un niño más follonero y atravesado que Abdelkader. Con siete años ya dedicaba su tiempo al noble arte del enredo, pinchando culos de burras cargadas para que se lanzaran al galope por las calles repletas de puestos ambulantes, de camellos y de viejas. Sus trastadas llegaron a ser conocidas en todo el territorio Imuhag, desde In Gall desde In Gall hasta Arlit, y cuando las mujeres lo veían asomar por algunos de los callejones que rodean al Vieux Marché gritaban “Danger!”ra modificar. Haz clic aPor eso los gendarmes iban detrás de él, y un día que se pasó de revoluciones tumbando un puesto de sandías, le tendieron una encerrona cerca de la Gran Mezquita y le requisaron la mobilette.Nadie recuerda en Agadez un niño más follonero y atravesado que Abdelkader. Con siete años ya dedicaba su tiempo al noble arte del enredo, pinchando culos de burras cargadas para que se lanzaran al galope por las calles repletas de puestos ambulantes, de camellos y de viejas. Sus trastadas llegaron a ser conocidas en todo el territorio Imuhag, desde In Gall
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