Verano (todavía). Penumbra con hilos de luz que se cuelan entre las persianas. Y la siesta, ese raro don de los dioses que los malvados pretenden eliminar de la faz de la tierra en aras de la insufrible productividad...; esa delicia que puede saborearse antes de un buen gazpacho para hacerse borreguera, o después para convertirse en placer de reyes.
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AutorMateo ArchivosCategoríasvolver |